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Astilla y biomasa ayudan a combatir cambios climáticos

Industrias necesitan cambiar en la matriz energética urgentemente para que fenómenos extremos no sean cada vez más comunes

El último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambios Climáticos (IPCC), divulgado el día 28 de febrero de 2022, trae una alerta seria: la salud, la vida y los medios de subsistencia de las personas, así como la propiedad y la infraestructura crítica, incluyendo sistemas de energía y transporte, están siendo cada vez más adversamente afectados por riesgos causadas por fenómenos extremos como olas de calor, tempestades violentas, secas e inundaciones. La mayoría de esos fenómenos está conectada a la acción del hombre y la emisión de gases de efecto invernadero (GEE). El IPCC es el grupo de científicos establecido por la Organización de las Naciones Unidas para monitorear y asesorar toda la ciencia global relacionada a los cambios climáticos.

Brasil ya sufre los efectos, como mostraron las lluvias violentas que causaron muertes y destruición en Bahia, Minas Gerais, São Paulo y en Petrópolis, en Rio de Janeiro, recientemente. La seca que afectó Paraná y perjudicó el plantel de granos en más de un 40%, según levantamiento de los técnicos del Departamento de Economía Rural (Deral) de la Secretaria de Estado de la Agricultura y del Abastecimiento, es un otro ejemplo.

Sociedad, empresas y gobiernos necesitan unirse y buscar soluciones para sustituir urgentemente el uso de combustibles fósiles – petróleo, gas natural y carbón mineral – , los mayores emisores de GEE, para generación de energía y transporte. Las energías renovables y limpias deben ser prioridad, principalmente en el caso de las industrias, ya que ellas traen una serie de beneficios como la reducción en la concentración de GEE, que “tapan” la atmósfera como una manta, elevando las temperaturas.

La biomasa surge, en este contexto, como una opción altamente viable para sustituir los combustibles fósiles, principalmente para acerías, industrias, granjas o propiedades rurales. Biomasa es toda materia orgánica, que puede ser utilizada en la producción de energía. La astilla de eucalipto, por ejemplo, es un tipo de biomasa que agrede menos el ambiente, ya que es producto derivado de maderas de reforestación no utilizadas por las industrias de muebles, construcción civil, envases y celulosa, entre otras.

El uso de la astilla de eucalipto es recomendado por ser sustentable, ya que el árbol – en forestas plantadas – secuestra dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera durante todo su ciclo de vida, de siete años. Según un estudio realizado por el curso de Ingeniería Forestal del Instituto de Ciencias Agrarias (ICA) de la Universidad Federal de Minas Gerais (UFMG), las forestas de eucalipto plantadas en las regiones de los valles de Jequitinhonha y de São Francisco, que abastecen el mercado maderero nacional e internacional, son responsables por secuestrar 187 toneladas de CO2, causando un impacto positivo en el ambiente ya que el gas es uno de los causadores del efecto invernadero. Ese ciclo neutraliza los efectos de la quema.

En Paraná Wood Indústria Madeireira (PWIM), toda madera no adecuada para uso de envases, palés y madera seca es triturada para formar las astillas. Restos de los troncos, como aserrín, cáscaras, ramos y hojas son utilizadas en lo que la empresa denomina solo de biomasa, pero que otras llaman de briquetas, cuando prensados. Tanto la astilla como la biomasa de PWIM son excelentes opciones de energía, por el alto poder calorífico y bajo costo. La maderera produce, en media, 6 mil toneladas/mes de astilla y biomasa.Según el gerente de PWIM, Douglas Mendes, entre los clientes de la empresa están diversas industrias de la región de Londrina – como Café Iguaçu, Incopa, Império da Energia, Cocamar y Grano Sul, entre otras – que buscan sustentabilidad y bajo costo en sus procesos. “El uso de la astilla como combustible de calderas torna las empresas más competitivas, porque reduce los costos con energía eléctrica, que están altísimos. Además de eso, la emisión de CO2 durante el proceso de fabricación también cae, lo que mejora el posicionamiento de la marca junto a los consumidores que valoran acciones de menor impacto ambiental”, explica. Y eso no es un fenómeno local. Grandes marcas nacionales como Malwee y el Grupo Heineken hicieron la migración de matriz energética de sus fábricas para biomasa hace años. “Cuando usted pone en la punta del lápiz, ve que es lo mejor para la empresa. Y todavía así, hace su parte al combatir los cambios climáticos”, afirma Mendes.

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Los palés y su importancia para la economía brasileña

Aunque mucha gente no sepa el valor de un palé, él es fundamental para el desplazamiento de cargas

La economía brasileña depende del transporte de cargas de una región a otra de Brasil. Los grandes centros productores – principalmente en los sectores de la industria en general, construcción civil y agronegocio – distribuyen sus productos para todo Brasil, básicamente a través de camiones. Solo en el primer semestre de 2021,  hubo un aumento de 67% en el transporte de cargas con relación a 2020, que ya había también registrado crecimiento de 62% con relación al período anterior, según un estudio de la plataforma en línea de transportes de carga FreteBras.

¿Imagine qué sería de eses cargamentos de cargas sin palés?

Los palés son plataformas de madera que facilitan el desplazamiento, el transporte y el almacenaje de los productos. Con ellos, es posible transportar, de forma segura, cargas pesadas en cualquier medio de transporte adecuado. En el momento de descargar, ellos facilitan el desplazamiento de la carga con autitos o montacargas manuales o eléctricas. Su formato permite un almacenaje correcto de los productos en locales adecuados.

Los palés de madera son los más utilizados, principalmente por ser ecológicamente correctos – ya que son producidos a partir de materia prima venida de forestas certificadas, de bajo costo y que, en caso de quiebra, pueden ser fácilmente reparados. La madera usada es, principalmente, el eucalipto por ser más resistente a la putrefacción, con baja tendencia al agrietado y resistente al ataque de termitas. Ellos son entendidos como herramientas de la logística y desplazamiento de materiales de varios segmentos industriales.

Según Douglas Mendes, gerente general de Paraná Wood Indústria Madeireira – que comporta una fábrica de palés en sus instalaciones, en São Jerônimo da Serra (PR) -,el amplio uso de los palés de madera está aumentando en varios sectores porque son una solución versátil. “Además del bajo costo, comparado con otros materiales, ellos pueden ser reciclados para otros usos, después que su vida útil para el sector de cargas expira, en media con tres años de uso”, dice.

La fábrica de Paraná Wood confecciona cerca de 25 mil palés al mes, en diversos modelos – standart (medidas: 38,5 KG – 100 cmX120cmX13mm, con capacidad dinámica de 1.000 a 1.200 KG y capacidad estática de 2.000 a 2.200 KG); one way (Medidas: 30 KG – 100 cmX120cmX13mm, con capacidad dinámica de 600 a 800 KG y capacidad estática: de 1.200 a 1.600 KG) y larguero (Medidas: 20 KG – 110 cmX110cmX10mm, con capacidad dinámica de 200 a 500 KG y capacidad estática de 800 a 1.000 KG). “Pero, si el cliente necesitar de palés con medidas específicas, nosotros también producimos de acuerdo con las especificaciones”, explica Mendes.

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2022, un año con buenas expectativas para el sector maderero/forestal

Inversiones y calentamiento del mercado deben mantenerse el próximo año

El año de 2021 fue de mucho crecimiento para la cadena da madera en Paraná. Tanto las industrias cuanto las forestas tuvieron una buena rentabilidad, tirada por la gran demanda internacional. “Desde el segundo semestre de 2020, el mercado externo vino a buscar en Brasil la madera que necesitaba. En todo 2021, tuvimos los mercados muy animados por la busca externa. Consecuentemente, eso llevó al área forestal también, aumentando la productividad en la foresta, en el volumen de corte, en las inversiones hechas”, afirma el presidente de la Asociación Paranaense de Empresas de Base Forestal (ApreFlorestas), Álvaro Scheffer Junior. Según Scheffer, el dólar alto ayudó el mercado paranaense, porque proporcionó la ida de las empresas forestales para el mercado externo. “Eso fue un chamariz a más. Con el aumento de productividad, el dólar subiendo mejora el resultado de las empresas en el país”, señala.

De acuerdo con datos de Apre Florestas, Paraná tiene cerca de 6.100 empresas del sector forestal y las empresas de celulosa paranaenses representan un 29% de participación en el segmento del país. Para 2022, la expectativa es que el Estado mantenga un aumento en el volumen de madera, con plantas industriales y forestales nuevas. “Tanto lo industrial cuanto lo forestal hicieron inversiones, en los últimos dos años, para suplir ese aumento en la busca externa. “Y eso va a dar un inicio en 2022, cuando las máquinas industriales y del campo fueran entregadas”, dice el presidente de Apre. Según él, la perspectiva es que el mercado se mantendrá en el mismo volumen de compra. “Sin embargo, creo que el precio tendrá una encogida porque la oferta será mayor. Eso hace reducir un poco el precio. Pero creo que será poca cosa. Pienso que el mercado conseguirá mantenerse en buenos niveles”, explica.

Sobre el sector foresta. Scheffer dice que, en 2021, hubo crecimiento significativo de nuevas forestas, justamente por el ánimo del mercado. “Las personas acabaron viendo que hoy hay una cierta falta del producto tronco en el mercado. Entonces eso incentivo a los productores aumentar sus áreas de plantío. Principalmente entre los pequeños productores, hasta mismo los que estaban parados, volvieron a plantar foresta. Nosotros percibimos eso en la disponibilidad de muda, faltó muda”, indica.

Mismo el aumento de área de plantío de soja no afectó significativamente las áreas forestales. “Lo que hubo fue una migración de áreas. Las áreas que tenían aptitud agrícola tuvieron las forestas retiradas y fueron plantados granos. Pero eso es una consecuencia natural, usted no toma un área con aptitud para producir alimento y coloca foresta. Esa área tiene que estar produciendo alimento. La foresta migró para espacios donde no hay capacidad de haber cultivo de granos, que serían las áreas de relieve más accidentado. Los pequeños, principalmente, están haciendo eso: transformaron las áreas con aptitud, pero, en las orillas, donde no se consigue hacer producción de granos, ellos volvieron a plantar foresta. Algo que no se veía hace cuatro años. Solo veíamos pérdida de área forestal”, afirma.

Grupo Paraná Wood también creció

Para el Grupo Paraná Wood (GPW), que tiene dos actividades en el sector de madera – Paraná Wood Forestal (PWF) y Paraná Wood Indústria Madeireira (PWIM) -, 2021 también fue excepcional. Según el propietario del GPW, João Luiz Garcia de Faria, fue “un año de oportunidades y de buenas oportunidades para entrar en un mercado que no teníamos acceso, fue muy productivo”. “Tanto para la foresta cuanto para la industria, los precios mejoraron y hubo un avance muy grande”, afirma.

El grupo hizo inversiones pesados en ambas las empresas. En Paraná Wood Forestal fue adquirida una Máquina Base Komatsu PC200 y una cabeza de motor hidráulico Wharatah para el corte y procesamiento de los trocos de eucalipto. La pieza es importada y debe llegar en breve. La cabeza de motor hace la cosecha del eucalipto y corta los troncos en tamaños específicos. El equipo completo tendrá capacidad para corte de árboles de hasta cuatro toneladas y 50 cm de diámetro. Con ellos, la cosecha podrá ser realizada en dos turnos, alrededor de 200 toneladas/turno. Además de eso, la mecanización también permitirá que PWF se torne apta a certificaciones internacionales.

Ya en Paraná Wood Indústria Madeireira, las inversiones realizadas permitieron que la empresa entrara en el ramo de envases, con la instalación de una fábrica propia para palés. “Eso hizo con que la facturación aumentara bastante, alrededor de 40% del inicio del año hasta ahora, con aumento también en la margen de ganancia”, explica Faria. En 2022, según él, la palabra clave es crecimiento. “Nosotros ya tenemos el objetivo de ampliar la fábrica de envases y continuar creciendo, las inversiones no van a parar”, afirma.

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São Jerônimo da Serra planifica desarrollo con turismo

Ayuntamiento busca asociados para inversiones en infraestructura

El turismo es una de las formas más sustentables de generar empleos, renta y calidad de vida para las ciudades brasileñas. Los números impresionan: más de 7 millones de empleos y cerca de 8% del PIB nacional vienen del turismo en Brasil, según datos de IBGE. En Paraná, las actividades turísticas tuvieron una expansión de 5,4% en agosto de este año, el segundo mejor desempeño del País, atrás solamente de Goiás (8,8%). En general, el volumen de servicios, que agrega las actividades turísticas, creció 1% en Paraná en agosto, delante de la media nacional (0,5%). Es la sexta evolución mensual consecutiva, con crecimiento desde febrero, reforzando los índices de expansión de la economía local. Todo el mundo gana con un turismo bien estructurado: sectores de paseos, hospedaje en general, bares, restaurantes y comercio se benefician grandemente con el flujo de turistas que buscan locales bonitos y bien cuidados para su viaje de vacaciones o finales de semana.

São Jerônimo da Serra, con sus inúmeras cascadas, cuevas, ríos, cerros, reservas indígenas y paisajes espectaculares, hay todo para agradar cualquier tipo de turista – sea él de aventura, familiar o de la tercera edad. Pero la actividad turística está solamente comenzando allí. El municipio vecino, Sapopema, sirve de parámetro para el secretario municipal de Turismo y Medio Ambiente de São Jerônimo da Serra, Rafael Batista. “En 2018, Sapopema tenía seis locales para hospedaje. Hoy, son más de 20. La ciudad recibe de 400 a 600 personas por final de semana. São Jerônimo puede tornarse una ruta turística importante, porque tiene mucho más atractivos, pero necesitamos estructurarla para recibir a los turistas”, dice.

Desde que asumió la secretaria, Batista viene conversando con propietarios de fincas y haciendas que dispone de uno o más atractivos, catalogándolos, evaluando estructuras e incentivando la formación de asociaciones para que puedan recibir financiación pública. “Reactivamos el Consejo Municipal de Turismo, que estaba inactivo desde 2009, y ahora estamos conversando con las reservas indígenas, Ministerio Público Federal y Funai para que las aldeas se organicen también con consejos de turismo internos, para que podamos incluirlas en las rutas, generando renta para ellas. Tenemos que hacer todo de forma legal”, explica. Con el lema “Cultura, Sabor y Aventura” para el turismo en la ciudad, el secretario quiere incentivar la divulgación de la cultura indígena a partir de las dos reservas del Municipio, Barão de Antônina y São Jerônimo. “Con los consejos y asociaciones, podemos conseguir dinero con el Ministerio del Turismo, direccionar para ellos para que inviertan en reformas, compras de material, esas cosas”, explica.

Foto: Instagram @visitesaojeronimodaserra

El principal desafío, en el momento, es conseguir montar una infraestructura en los locales, principalmente cascadas, que permita el acceso con seguranza para, ahí sí, aumentar la divulgación del municipio. “Es necesario invertir en señalización, escaleras, pasamanos, basureros ecológicos, en fin, una estructura que permita accesibilidad con seguranza. Que la tercera edad pueda también visitar. Sin embargo, la mayoría de los puntos turísticos están ubicados en propiedades particulares y el Municipio es prohibido de invertir dinero público en áreas particulares”, die. La solución encontrada, según él, es buscar patrocinadores para las estructuras. “Estamos buscando a empresas de la región para eso, la idea es que inviertan en las áreas y divulguen sus marcas en los locales con placas. Nosotros colocamos las empresas en contacto con los propietarios”, explica.

Según Batista, la próxima actividad es un curso de formación de conductores, que va a atender a 40 jóvenes de la ciudad. “Vamos a capacitarlos para atender a los turistas, llevarlos a los locales y hasta, si fuera necesario, ayudar en el rescate”, dice. La formación profesional y generación de renta aliando el respeto y preservación de la naturaleza, principalmente entre los jóvenes, es uno de los objetivos del proyecto del desarrollo del turismo en la región. “La mayoría se va de aquí, buscando trabajo. Pero queremos ellos aquí, pensando en armar un puesto de meriendas, un pesque y pague, algo que le dé subsistencia”, afirma.

La idea de mejorar y promocionar el turismo en São Jerônimo ya está moviendo a la comunidad. “Siempre hay aquel que espera para ver si el flujo de personas va a aumentar. Pero ya tenemos personas moviéndose, haciendo préstamos para invertir. En el Distrito de Terra Nova, una casa que estaba abandonada ya fue transformada en hostal, ya tenemos algunas otras en el Distrito de São João do Pinhal, y también áreas de camping están siendo estructuradas, con baños e infraestructura básica”, afirma. Para la ciudad en general eso es interesante. “No queremos que el turista venga solamente a pasar el día. Queremos que él venga y duerma aquí. Si él duerme aquí, él come. Si él come, todo el comercio y la ciudad ganan”, afirma.

Foto: Instagram @visitesaojeronimodaserra

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Profesionalización en el plantel: planificación y organización para evitar derroche y generar lucros

Grupo Paraná Wood contrató consultoría agronómica para orientaciones técnicas basadas en pesquisas aplicadas

Buscar ayuda de auxilio técnico para profesionalizar la producción agrícola es una práctica que la mayoría de los agricultores suele hacer. El auxilio técnico puede dar orientaciones y direccionamientos para que los planteles tengan alta productividad y desempeño, con una rentabilidad mayor en el bolsillo del productor. Pero, a veces, los auxilios son conectados a marcas de insumos y semillas, lo que ni siempre corresponden al mejor resultado para el área cultivable. Pensando en eso, el Grupo Paraná Wood (GPW), hizo contrato con Helpen Consultoría Agronómica, un auxilio técnico “diferente”. El trabajo de Helpen que, aunque pertenezca a la Cooperativa Castrolanda, atiende también a no cooperados, llamó la atención de GPW por eficiencia en los resultados y por el convenio con la Fundación ABC, una institución sin fines lucrativos, que hace pesquisa aplicada para desarrollar y adaptar nuevas tecnologías, con el objetivo de promocionar soluciones tecnológicas para el agronegocio.

“Nosotros somos un servicio de consultoría totalmente desvinculado del área comercial de la cooperativa. Nuestros agrónomos no son obligadosa recomendar este o aquel producto. Con el apoyo y soporte de la pesquisa de la Fundación ABC, que valida solamente los mejores productos – independiente de marca -, nuestro objetivo es llevar el mejor costo beneficio para el productor, para que él tenga mayor rentabilidad”, explica el coordinador de Helpen,Rudinei Borgoni. Según él, eso genera economía para el productor, que estará utilizando los mejores productos, independiente de bandera, con los mejores resultados.

“El grande diferencial de Helpen, además de ese conocimiento de pesquisas, es estar junto con el productor allá en el campo, toda semana infaliblemente, haciendo todo el proceso de calibración de máquinas, regulación de equipo, aplicación de correctivos y fertilizantes. En el momento del plantío, nuestros técnicos dan apoyo, en las máquinas de plantar, en la siembra, para regulación correcta. Están allá en el campo viendo cual es el mejor timing, cual la condición ambiente para mejor aplicación de un defensivo, por ejemplo. Y en la cosecha, están allá, definiendo junto con el productor al momento de entrada para la cosecha, todo proceso de regulación también de las cosechadoras para tener la mínima pérdida posible”, afirma.

Según el agrónomo de Helpen que acompaña a Paraná Wood Agrícola en este plantel de soja, Jackson Franchesco Lima Bomfin, este fue un año desafiador para el productor, por causa del escenario crítico en la adquisición de insumos con el alto del dólar. “Por eso, necesitamos organizar y optimizar el cultivo para que la rentabilidad no se pierda”, dice. En Paraná Wood Agrícola, el primer paso del trabajo fue conocer el histórico de cultivo de cada área de las haciendas, la parte operacional y buscar entender cada departamento y la organización de los trabajos. “Tuvimos una conversa con toda la parte operacional para conocer cada uno de ellos, llevamos eso muy en serio, principalmente por la valoración de personas. Hicimos evaluación de la fertilidad del suelo y cuestiones fitosanitarias, los manejos que estaban siendo realizados los últimos años y buscamos entender un poco de la realidad de la empresa como un todo, el nivel de inversión y cuáles serían los desafíos y así fuimos construyendo un entendimiento de cómo podríamos hacer un trabajo que trajera los mejores resultados, con metas a ser alcanzadas”, explica.

Junto a los gestores del GPW, Helpen pasó a hacer un trabajo de planificación, lo más ordenado posible. “El nivel de organización de la empresa, que ya era bien alto, quedó mayor. Además de eso, creamos un grupo de trabajo por WhatsApp, con los líderes y hasta quien ejecuta la parte operacional, para que todos sepan lo que está aconteciendo. Con eso, nosotros tendremos todas las demandas del plantel en ese grupo, además de las reuniones que tenemos semanal y presencialmente. Una de nuestras principales metas es la difusión de informaciones y tener esa facilidad de acceso, para no haber decisiones precipitadas”, afirma el agrónomo.

Uno de los primeros pasos de la consultoría en las haciendas de Paraná Wood Agrícola fue ordenar cada tajo de cultivar, que recibieron nombres, para ser tratados de formas diferentes. “Nosotros entendemos que cada área se distingue una de la otra. Podemos tener, en una misma hacienda, 10 áreas de cultivo, pero ninguna será igual a la otra. A través de cada zona de cultivo, nosotros colocamos determinada soja que se comportara de la mejor forma, de acuerdo con la fertilidad de aquella área, que también fue estructurada. Tiene que invertir conforme su retorno, lo que áreas consigan entregar”, afirma.

Según el gerente general de GPW, Douglas Mendes, grupo contrató a Helpen porque le gustó el sistema de trabajo, de informaciones con transparencia, con planificación técnica basado en pesquisas y no banderas. “Ese nivel de evaluación incrementa la producción, un trabajo cada vez más enfocado, profesionalizado, una orientación técnica que va a evolucionar nuestro proceso de la agricultura”, dice. De acuerdo con Mendes, el GPW, que tiene un sistema informatizado que controla todo – desde cada litro de diésel usado, cada insumo aplicado, cada empleado trabajando en la taja del cultivar y la logística de las máquinas en el campo para optimizar el uso -, se identificó con la consultoría. “El agricultor tiene lucro en aquello que economiza. Por eso, necesita tener control de todo, hacer la planificación integrada con la gestión, para no tener gastos a más”, afirma.

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Seca molesta inicio de plantío, pero aún no preocupa

Deral estima que solamente 7% del área total ya fueron sembrados

La época del plantío de soja ya comenzó, pero la falta de lluvias está molestando el inicio de la sembradura en buena parte de Paraná. Según el economista del Departamento de Economía Rural (Deral) de la Secretaria de Estado de Agricultura y Abastecimiento (Seab), Marcelo Garrido, hasta el día 28 de septiembre, fueron sembradas 7% (400 mil hectáreas) del área estimada de plantío en el Estado. “En el mismo período del año pasado, aproximadamente 3% del área había sido sembrada (154 mil hectáreas). Importante destacar que, en 2020, Paraná también fue afectado por un clima seco que perjudicó el plantío al inicio del ciclo”, explica. Paraná tiene una estimativa de producir, en este plantel, aproximadamente 21 millones de toneladas de soja.

Según Garrido, todavía no hay preocupación con atrasos en el plantío. “Los productores paranaenses acompañan con atención la situación climática, visto que el año pasado ya fueron perjudicados por el clima seco. Pero aún es muy temprano para hablar en algún reflejo con relación a la producción de maíz plantel fuera de temporada, ya que estamos todavía en los primeros días de los trabajos de sembradura”, afirma. La perspectiva es que el fenómeno La Niña, con intensidad moderada, debe influenciar la primavera y verano brasileños. Eso trae, para la región Sur, características como reducción e irregularidades de lluvias. “Si eso ocurrir con una intensidad mayor, podemos tener algún tipo de reflejo en la productividad de las culturas de verano”, dice.

De acuerdo con él, el ciclo está solamente al inicio y aún no es el momento de preocupación. “La Secretaria de Agricultura acompaña con atención la situación. Caso haya necesidad, SEAB irá a entrar en contacto con los otros órganos que acompañan el sector y estudiará las medidas pertinentes, para ayudar a los productores”, afirma.

Paraná Wood Agrícola todavía no comenzó la sembradura. Según el gerente Douglas Mendes, la empresa optó por esperar la lluvia para no haber problemas posteriores. “Mientras tanto, estamos solamente haciendo pruebas de máquinas y regulando. Solo debemos comenzar mismo tras la próxima lluvia”, dice. Para este plantel, la empresa va a contar con un área total de 871 hectáreas proprias,16,67% a más de área que la anterior.

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Activos forestales: inversiones seguras con tendencia de grande rentabilidad

Demanda mundial creciente por productos generados en forestas cultivadas garantizan rendimientos reales y con menor volatilidad en las oscilaciones de mercado

La diversificación es uno de los modos más recomendados para quien quiere invertir. Tener un portafolio de inversiones variado garantiza rendimientos mayores y más seguranza. Por eso, quien piensa en invertir necesita conocer los activos forestales, una de las modalidades de inversiones con menor volatilidad del mercado y rendimientos reales.

Los activos forestales son áreas de tierras con plantíos de forestas comerciales, para atender a diversas finalidades industriales como papel, celulosa, leña, energía, muebles, construcción civil, ingredientes para productos farmacéuticos, químicos y alimentarios, entre otros. El crecimiento del consumo de productos forestales aumenta a cada día y más forestas cultivadas – principalmente pinos y eucaliptos – son necesarias para suplir la demanda. Eso garantiza que siempre habrá renta en el área. Para invertir, la idea es simples: el interesado adquiere títulos, cuyos valores serán aplicados en el plantío de forestas. Cuando los árboles plantados lleguen al punto de corte, la madera es vendida y el inversionista recibe su participación en los lucros.

Según el director general de CF Wood Brasil, Eudes Moreira, que tiene 25 años de experiencia en el sector forestal, hoy, las industrias de papel y celulosa son las mayores propietarias de activos forestales en Brasil, pues necesitan tener seguranza en el abastecimiento de sus plantas, debido al ciclos de cada especie, que varían de siete años (eucalipto) a 15 o 20 años (pinos). “En Brasil, las primeras inversiones en activos forestales comenzaron a acontecer al final de la década de 1990, con la expansión de las industrias y mayor demanda por materia prima para atender a las fábricas. Para atender al volumen de madera, algunas desarrollaron modelos de incentivos, asociaciones con productores locales, pero debido a la rentabilidad obtenida no fue lo suficiente atraer asociados para atender a las ampliaciones de las plantas industriales. Eso proporcionó la atracción de inversionistas de otros países, con costo financiero menor y con mayor escala de inversiones”, explica.

Según Moreira, actualmente, con la creciente demanda por madera de forestas plantadas y reducción de las bases forestales de las industrias, para reducir endeudamiento y ampliar inversiones en las fábricas, se ha optado por vender parte de los activos forestales propios para fondos de inversiones nacionales e internacionales. “La rentabilidad de esos activos forestales ha variado entre 7% (siete) a 10% (diez) por ciento al año”, dice.

El experto explica que las inversiones en activos forestales están directamente conectadas a la economía real y no guardan relación con la Bolsa de Valores, renta fija o cambio, lo que genera menos instabilidad. “La rentabilidad ocurre por el crecimiento en volumen de madera comercial. El crecimiento de la población mundial y aumento del consumo de madera o derivados contribuirán para mejorar aún más la rentabilidad de los activos forestales”, afirma. Además de eso, según él, también es una forma de inversión que tiene flexibilidad en caso de crisis mundiales que reduzcan el consumo. “Es posible alargar el ciclo sin ocasionar pérdidas del capital invertido, mismo con reducción del incremento de la foresta. Eso no causará impacto que reduzca en gran proporción la rentabilidad. Los activos forestales también no oscilan conforme las acciones enumeradas en bolsas de valores, de este modo el riesgo de una desvaloración del capital invertido es inexistente”, garantiza. 

Moreira explica que, actualmente, la rentabilidad de los activos forestales en Brasil ya está arriba de la tasa de interés SELIC, fondos CDI y títulos del gobierno brasileño. “En Estados Unidos, donde hacen este tipo de inversión desde la década de 1980, los activos forestales proporcionan rentabilidad histórica con retornos superiores a los títulos del gobierno americano”, señala.

La sustentabilidad que las forestas cultivadas motiva también es un gran atractivo en este tipo de inversión. “Los inversionistas buscan opciones con mayores oportunidades de escala, rentabilidad y seguranza, de este modo la sustentabilidad es de extrema importancia. Además de eso, los inversionistas e industrias han optado por activos forestales que tengan certificaciones forestales, por órganos competentes que tengan credibilidad internacional”, dice Eudes Moreira.

Ya la inversión depende del perfil del inversionista, pues los valores mínimos establecidos para captación de recursos son atractivos para grandes inversionistas que están diversificando sus investiduras a medio o largo plazo. “Pero, con el aumento de la confianza de inversionistas en este sector, debido a la rentabilidad y seguranza, la tendencia es la apertura de nuevos proyectos por fondos con valores menores, llevando en consideración el plazo para retorno de la inversión, alrededor de 10 años”, dice. Hoy, para los fondos más conceptuados y con mayor valor de cartera, la inversión mínima es de R$ 1 millón. “Hay otros, con valor mínimo de R$ 10 millones, pero existen fondos menores con valores de aportes con mínimos de R$ 100 mil. Varían conforme las premisas y plazos establecidos por cada fondo”, aclara.

Según él, para quien está interesado en conocer más las posibilidades, la recomendación es entrar en contacto con los agentes financieros de los fondos de inversiones, verificar si están realizando captación de recursos para nuevos proyectos, evaluar el valor mínimo de inversión, plazo para retorno y rentabilidad y si atienden a las expectativas y perfil del inversionista. “Los fundos internos y externos que administran mayores volúmenes de activos forestales normalmente tienen en su cartera inversiones de fondos de pensión, de este modo es necesaria la regularización en la Comisión de Valores Mobiliarios (CVM)”, señala.

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GPW se prepara para nuevo plantel de soja

Con inversiones propias, el grupo amplió en más de 16% el área de plantío

Con buenas perspectivas de remuneración para el plantel 2021/2022 de granos – que debe tener ayuda de un La Niña débil, según las previsiones hasta el momento –, los productores de soja ya están contando los días para comenzar el plantío. El Grupo Paraná Wood (GPW) está con prácticamente todo planificado y preparado para dar el inicio del nuevo plantel, lo que debe acontecer a partir del día 15 de septiembre. En el momento, todavía durante la ventana sanitaria, las máquinas están ocupadas desecando la cobertura y abriendo 145 nuevas hectáreas para el plantío de la semilla. Para este plantel, Paraná Wood Agrícola va a contar con un área total de 871 hectáreas propias, 16,67% a más de área que el último plantel.

Según el propietario del GPW, João Luiz Garcia de Faria, la expectativa es que la producción sea excelente en las haciendas del grupo. “Creo que el clima va a ayudar mucho. Como hubo esa escarcha, creo que va a haber mucho menos plagas”, dice. Según él, GPW hizo un calendario bien ajustado y puntual, lo que debe hacer la productividad aumentar bastante este año. “Ya en el escenario nacional, no preveo una subida muy grande en el precio de la saca, debe haber un equilibrio entre el costo y la producción. Entonces solo va a haber lucro quien busca aumento de productividad y bajar costos. Es lo que hacemos aquí, utilizando las mejores técnicas”, afirma.

Según el gerente general del GPW, Douglas Mendes, serán utilizados cerca de 40 mil kilos de semillas en el total del área y la expectativa es un incremento en la producción, por hectárea, de más de 15% con relación al último plantel, cuando fue cosechado en media 50 sacas. “Aquel fue el primer año de plantío de la mayoría de las áreas, tuvimos que ‘arreglarlas’, el resultado fue dentro de lo esperado. En este próximo plantel, nuestras expectativas son mayores, alrededor de 67 sacas por hectárea”, apunta.

De acuerdo con el gerente, el plantío de la soja al inicio del período va a depender del clima. Pero la idea, según él, es plantar lo más temprano posible para hacer el plantel fuera de temporada. “Está todo correcto y listo. El clima, infelizmente no depende de nosotros. Mismo las mejores previsiones no consiguen tener acierto de 100%. Sin embargo, nosotros usamos las ventanas climáticas y cuenta con Dios para ayudarnos”, dice.

Faria dice que, a pesar del mayor foco del GPW ser foresta – con cerca de 1.500 hectáreas de forestas propias -, la ampliación del área de plantío de soja fue pensada para aprovechar oportunidades que surgieron. “Nosotros no podemos ser ciegos para la soja. La soja y el maíz vienen a integrar nuestra parte de la ganadería de engorda. Entonces, es una complementación del ciclo. Como tuvimos la oportunidad de adquirir nuevas tierras, nuevas máquinas, dio para crecer, nosotros crecimos”, explica. Según él, la triangulación de la agricultura, ganadería y foresta hace con que los procesos sean integrados y “no mantenemos todos los huevos en el mismo canasto”. “Eso permite una mejor rentabilidad porque, como son todas commodities, a veces una está mejor que la otra. Así, la que estuviera mejor, da sustentabilidad al que estuviera menos desarrollado”, afirma.

Esa visión de integración entre producción viene mudando el escenario de la región de São Jerônimo da Serra. Hoy, por el hecho del grupo ser el mayor empleador de la ciudad y tener buenos resultados en todo que se propone hacer, sirve de ejemplo para otros productores. “Muchos productores han visto nuestro éxito comercial y buscado espejarse en las técnicas y tecnologías desarrolladas por Paraná Wood. Esto es interesante para la región, porque trae un mayor desarrollo para el Municipio y región, ya que el dinero circula aquí, mismo. Para nosotros, eso es muy satisfactorio porque queremos ver nuestra región crecer económicamente”, dice Faria.

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Crédito de Carbono: mercado tiene futuro promisor, dice especialista

Aunque los proyectos aún estén direccionados para grandes extensiones de forestas, pequeños productores deben prestar atención en el asunto

Quien produce forestas, ya debe haber oído sobre el mercado de créditos de carbono. En el mundo de las finanzas, esos créditos son inversiones alternativas que pueden ser hechos por empresas con objetivo de mitigar su propia emisión de gases de efecto estufa (GEE). Un crédito de carbono es la representación de una tonelada de carbono que dejó de ser emitida para la atmosfera, contribuyendo para la disminución del efecto estufa y cambio climático. Sería una especie de inversión financiera para que productores de forestas – nativas o plantadas – continuaran a hacer su trabajo. En el caso de forestas plantadas, sería un rendimiento a más. Pero, ¿será que eso está funcionando y puede beneficiar pequeños y medios productores? El Grupo Paraná Wood conversó con el ingeniero forestal, abogado, maestro en economía y política forestal Marcelo Schmid, consultor del grupo Index, sobre eso.

Él explica que la cuestión del crédito de carbono surgió un poco antes del viraje del milenio, con mucha fuerza y trayendo bastante esperanza, dentro del Protocolo de Kyoto. “Fue a partir de la constatación de que el hombre interfiere en el clima del planeta, que la intervención del hombre torna el calentamiento global peor, que se decidió por mecanismos de incentivo que renumerara por el mantenimiento y plantío de forestas”, dice. Pero, según él, después de algunos años, el mecanismo creado para generar crédito de carbono no fue renovado. “Después vino el Acuerdo de Paris y así mismo, hasta hoy, el mercado no hay un mecanismo formal, reglamentado y aplicable de una forma amplia para generación de crédito de carbono”, explica.

El especialista explica que fue creado un mercado oficial, regulado por ONU, con el protocolo de Kyoto, pero varias instituciones crearon sus propios estándares de generación de crédito de carbono, y eso desarrolló un mercado, llamado de “voluntario”, donde no es necesaria el sello de ONU para participar, ya que el acuerdo es hecho entre las partes. “Eso nació de una forma incipiente, fue creciendo con los años. Pero allí cerca de 2015, atravesó una crisis económica mundial y el mundo todo paró de hacer crédito de carbono. Vamos a pensar primero en las finanzas, dijeron”, cuenta. Él explica que el Grupo Index trabajaba mucho con ese mercado y prácticamente tuvo que parar. “De dos a tres años para acá, eso volvió con mucha fuerza, tal vez porque estamos ahora surfeando en el balanceo en las políticas socio ambientales y de gobernanza (ESG, en la sigla en inglés), que las empresas están buscando. Y una de las pautas de las políticas ESG es realmente la cuestión climática. Y, diferentemente allá del comienzo, cuando el crédito de carbono forestal era cercado de dudas y desinterés del mercado, ahora es el más procurado”, afirma.

Según Schmid, hoy, solo hay dos formas de reducir emisión de carbono en la atmosfera. “Una de ellas es dejar de emitir. Yo tengo una fábrica altamente emisora de gas de efecto estufa, cambio la matriz energética para cualquier otra cosa que no sea dañosa al ambiente. La segunda forma es yo tomar aquel CO2 que está allá en la atmosfera y sacarlo de allá. Y la única forma viable de hacer eso es plantando árboles, en el llamado secuestro de carbono”, dice.

De acuerdo con él, la primera categoría de proyecto es mucho más fácil de medir. “Si yo tengo una emisión causada por quema de combustible fósil y dejo de quemarlo, consigo determinar cuánto paré de emitir en la atmosfera”, apunta. Ya cuando se habla de forestas, la medición aún no es adecuada. “En ese caso, nosotros tenemos seres vivos y, aunque se haya evolucionado en monitoreo, todavía es llena de variables. Existe la posibilidad de la foresta incendiar, existe una serie de variables que allá al comienzo, tornaron ese crédito de carbono menos interesante. Solo que hoy el crédito de carbono forestal entrega algo que aquel proyecto industrial no tiene, que es componente socio ambiental muy fuerte. Nosotros estamos hablando no solo de reducción de emisión, está hablando de biodiversidad, de involucramiento de comunidades y nosotros estamos hablando de envolver a pequeños, medios y grandes productores dentro de un esfuerzo global direccionado para reducción de ese fenómeno llamado cambio del clima. Todo eso lo torna muy interesante, democrático y alineado a varias otras directrices globales direccionadas para la conservación del medio ambiente”, afirma.

Sin embargo, el mercado de crédito de carbono aún no es viable para pequeñas áreas, según Schmid, porque todos los costos del proyecto son muy grandes, muy onerosos al productor. “Si yo soy un productor con un área de 50 hectáreas, voy a tener que desarrollar un proyecto, voy a tener que llamar una certificadora y todo eso cuesta más que la receta que esa área me daría en crédito de carbono. La idea es que, de aquí a algún tiempo, podamos hacer proyectos cooperativos, con la unión de varios pequeños, para que se tenga escala suficiente para colocar en el mercado”, explica. Hoy, dice, los proyectos de carbono forestal que existen en Brasil son proyectos de decenas de millares de hectáreas de forestas. Y eso hace la mayoría invertir en la región Norte del País donde hay áreas de ese tamaño. “Pero es una pauta extremamente urgente, que tiene que ser resuelta en los próximos pocos años, la participación de productores forestales porque, efectivamente, los productores están manteniendo una cantidad de carbono fijado sea en la foresta plantada, sea en la foresta nativa y están contribuyendo para la cuestión ambiental”, afirma.

De acuerdo con Schmid, Index está desarrollando una plataforma, como una forma de monitorear el gano de carbono de diferentes propiedades, de cualquier tamaño, a partir de una hectárea. “Queremos monitorear eso y crear una forma, usando tecnología y monedas digitales, para renumerar a ese productor. Yo no tengo duda que eso va a ocurrir, pero depende de mercado, de voluntad gubernamental y política, eso está más despacio de lo que a nosotros nos gustaría. Pero, a nosotros nos espera que el mercado sea muy grande en el futuro, en un horizonte de hasta cinco años”, afirma. Y aconseja a los productores que presten atención y acompañen el asunto. “El clima está siendo de nuevo discutido en ONU. La cosa está andando, despacito, pero vamos a llegar allá”, avisa.

Norberto Ortigara, secretário estadual da Agricultura e do Abastecimento (Seab)
Foto Gilson Abreu/AEN

Secretario de Agricultura dice que Paraná trabaja para ampliar ILPF

Trabajar con la agricultura de baja emisión de carbono es compromiso, garantiza Ortigara

Paraná es uno de los líderes en la producción de madera en Brasil, con más de 817 mil hectáreas de área de florestas plantadas, atrás solamente de Minas Gerais y São Paulo. Además de eso, tiene la mejor estructuración en la cadena productiva de la madera, con un parque industrial completo que absorbe prácticamente toda la producción y exige más. También se destaca en la producción de granos, estando siempre posicionado entre los tres estados con mayor producción. Además de eso, es principal productor nacional de proteína animal, con una producción de 1,5 millones de toneladas de carne en el primer trimestre de 2021, casi un cuarto de las 6,5 millones de toneladas producidas en los primeros tres meses en todo Brasil. Sin embargo, el sistema de Integración Cultivo-Ganadería-Foresta (ILPF), que trae beneficios y excelentes rendimientos para todos los sectores envueltos, todavía es poco explotado en el Estado.

La Secretaria de Estado de Agricultura y Abastecimiento (SEAB) ha invertido para cambiar esa realidad. Según el secretario de Estado de la Agricultura, Norberto Ortigara, el Sistema Estatal de Agricultura (Seagri) – que incluye el Instituto de Desarrollo Rural de Paraná Iapar-Emater (IDR-Paraná), la Agencia de Defensa Agropecuaria de Paraná (Adapar) y las Centrales de Abastecimiento de Paraná (Ceasa) – está trabajando para divulgar y difundir el sistema, previsto en el Plan ABC para aumento de áreas de en ILPF para reducción de la emisión de carbono. “Seagri tiene una coordinación estatal responsable por el Plan, conectada a IDR-Paraná. Este trabajo incluye aún integración con la iniciativa privada y entidades representativas, como Sistema Ocepar, Federación de la Agricultura del Estado de Paraná (Faep) y la Federación de los Trabajadores Rurales Agricultores Familiares del Estado de Paraná (Fetaep), para valorar el diálogo y las acciones en conjunto. Trabajar con la agricultura de baja emisión de carbono es un compromiso nuestro, una preocupación constante, no solamente en el ámbito del Plan, pero en acciones que incentivan la conservación del suelo y el plantío directo, por ejemplo”, explica.Norberto

De acuerdo con Ortigara, el ILPF mejora las condiciones de suelo y se ha tornado una gran estrategia económica con buenos resultados. Pero, dice que todavía hay un largo camino para tornarse una alternativa popular también para los pequeños productores, “por cuestiones de organización o control de costos, por más que tengamos capacitaciones y orientaciones de técnicos”. “Seagri ha trabajado para eso por medio de la promoción de Días de Campo, eventos, cursos, unidades demostrativas y otras acciones que buscan llevar más conocimiento sobre la integración, y evalúo que estamos avanzando en eso. Tenemos buenas experiencias en el Noroeste y Oeste del Estado, con el consorcio del maíz con la Brachiaria, técnica difundida por los extensionistas que ha colaborado para la productividad y sustentabilidad. Es necesario aclarar aún más los resultados conquistados con esas iniciativas.”

Sobre el sector forestal, específicamente, el secretario dice que también tiene mucho apoyo de Seagri.  “Tenemos aproximadamente 120 técnicos de IDR-Paraná dedicados a apoyar el sector, además de la capacitación para integrarlo a la agricultura. Paraná tiene la más completa cadena de productos forestales, utilizados en energía, serrería, laminación, papel y celulosa, con plantío responsable. Según él, SEAB actúa en varias frentes para apoyar el sector forestal en Paraná. Una de ellas es el estímulo al desarrollo industrial, incluso con la reducción de impuestos, apoyo a la infraestructura y estrategia de logística. Otra iniciativa es el incentivo al plantío, sea para la producción de madera o celulosa, para aproximar los agricultores de la demanda de las industrias, como fue hecho en las regiones de Ortigueira y Telêmaco Borba. “Además de eso, en asociación con el Instituto Água e Terra (IAT), órgano vinculado a la Secretaria del Desarrollo Sustentable y del Turismo (Sedest), orientamos a los productores cuanto al licenciamiento ambiental. Ese conjunto de iniciativas está sintonizado con nuestro objetivo de dar cada vez más espacio para que la agricultura y la producción forestal sean una actividad integrada. Nosotros no queremos que los productores sean solamente reforestadores, nuestro objetivo es que la foresta componga el sistema productivo”, afirma.

De acuerdo con Ortigara, entre las políticas públicas direccionadas para el sector están pesquisa, extensión rural, auxilio técnico para promocionar el desarrollo de diferentes culturas, como la hevea, palmito, Mimosa scabrella y yerba mate. IDR-Paraná tiene un programa específico para Cultivos Forestales (vea aquí). Las pesquisas desarrolladas por el Instituto muestran cómo se puede adoptar sistemas de integración cultivo-ganadería (ILP) e ILPF en suelos del Arenito Caiuá, por ejemplo. “Otras acciones envuelven asociación con ayuntamientos en municipios con vocación para el sector, además de incentivar el asociativismo y cooperativismo en los casos en que los productores no tienen condiciones de actuar directamente con las industrias”, explica. Además de eso, los recursos del programa Coopera Paraná también colaboran para fomentar esa actividad, dice. “Solamente para mencionar un ejemplo, uno de los proyectos desarrollados con apoyo del programa el año pasado permitió que una cooperativa de productores de yerba mate pudiera ampliar la exportación de su producto, con mayor valor agregado, de modo organizado y con producción diversificada”, apunta.Él también menciona unas de las líneas de financiación del programa Banco del Agricultor que prevé beneficios en ecualización de intereses para productores del sector forestal. “Estos recursos vinieron para facilitar y baratear el día a día de los productores rurales, principalmente de aquellos pequeños que tienen aspiraciones de crecimiento. El agro negocio paranaense emplea millares de familias y tiene margen para crecer con sustentabilidad y responsabilidad”, concluye.