Erich Schaitza asumió el puesto en mayo y quiere estimular asociaciones entre empresas privadas e institución para resolver problemas comunes en el plantío de forestas
Paraná es un estado privilegiado cuando se trata de forestas plantadas, según el jefe general de Embrapa Forestas, Erich Schaitza. Él, que asumió el puesto oficialmente en mayo de este año, afirma que las forestas paranaenses crecen mucho mejor que en cualquier otro punto de Brasil. “Los mayores rendimientos, las mayores productividades de forestas están en Paraná”, afirma.
La situación podría ser aún mejor se no fuera una gran disparidad entre regiones productoras dentro del Estado. “Nosotros tenemos regiones donde encontramos un profesionalismo muy gran para producir forestas y otras donde no hay toda esa capacidad técnica en la producción. Eso acaba desequilibrando la productividad”, justifica. Según él, faltan personas capacitadas en algunas nuevas regiones de plantío. “Y eso acontece no solo en función de las personas no ser capacitadas, pero también en función de que algunas áreas, que nunca trabajaron con forestas, todo es más difícil, los viveros no son bien estructurados, el material genético no es bien identificado para cada lugar”, dice.
Por eso, de acuerdo con él, la pesquisa es esencial. “Por ejemplo, nosotros fuimos para una región que hasta que no es mala, ellos son buenos productores, que es el Oeste de Paraná. Y nosotros comenzamos a ver suelos, diferentes materiales genéticos, y conseguimos ganancias de 10 a 15% en productividad. Y esas ganancias representan economía porque cuesta la misma cosa hacer de modo equivocado. Entonces, lo que la pesquisa ha hecho es intentar generar conocimiento para que las cosas acontezcan de modo correcto”, dice.
Otra dificultad, según él, son los plantadores esporádicos. Lo que ocurre mucho. “Hay quien planta foresta a cada 7 años, a cada 8 años, entonces él acaba teniendo forestas muy buenas, pero que no son una actividad, ellas no hacen parte del día a día del productor. El productor forestal planta foresta todo año. Planta y cosecha. Con eso, establece un ciclo de calidad dentro de su propia acción, toma las medidas necesarias, hace los ajustes. Entonces es muy importante para el productor forestal que él crezca a lo largo del tiempo y que tenga forestas ordenadas, forestas reguladas, que ellas produzcan un cierto tanto todo año”, afirma.
Las asociaciones entre el sector privado y las instituciones de pesquisa son fundamentales para que la industria forestal pueda continuar a desarrollarse de forma sólida y constante, dice Schaitza. Él ve, en la unión entre esos dos polos, la solución para problemas comunes a todos los productores de forestas de Brasil, sea en el sentido de aumentar la productividad sea para resolver problemas específicos del sector forestal. “Embrapa Forestas, como institución de pesquisa, no consigue trabajar con los 8 o 10 millones de productores brasileños. Nuestro presupuesto se viene reduciendo año a año, por lo tanto nuestra capacidad de financiar proyectos viene disminuyendo. Lo que estamos haciendo es agregar, empresas y personas, con participación en los costos”, explica.
Son a través de esas asociaciones con empresas que Embrapa Forestas puede encontrar una solución para la hormiga cortadera, por ejemplo. ”Hormiga es problema para todo el mundo. Y el insecticida más usado hoy, la sulfluramida, va a salir del mercado. Nosotros podemos desarrollar, en sociedad con alguien, un proyecto para hacer un sustituto de ese veneno para hormiga. Con eso, mi socio que invirtió en esa pesquisa, va a ganar el derecho de comercializar el producto, que puede ser hasta un insecticida biológico. Él va a ganar dinero, nosotros vamos a ganar un poco en royalties, pero la cadena productiva toda de forestas va a tener ventaja”, apunta. Lo mismo vale para mejorías en técnicas de plantío, una nueva sembradora. “El socio invierte 30%, Embrapa otros 30% y juntos invertimos otros 40% en servicios. Ella va a ser producida por el socio, pero va a atender a todo el mundo”, dice.
Pequeños productores también pueden participar del proceso de asociaciones. Sin embargo, es necesario conversar antes con alguien del Instituto de Desarrollo Rural de Paraná (IDR), antigua Emater. “Se aproxima a él y dice: tengo esta oportunidad y me gustaría pesquisar. ¿Qué te parece? Muchas veces no es un problema de pesquisa. A veces eso ya está listo, entonces él como asistente técnico, va a ayudar a la persona. Si él se convencer, juntos ellos nos llaman y nosotros creamos un proyecto. El IDR es un canal fantástico para el pequeño”, afirma.
De acuerdo con Schaitza, el sistema solo funciona “si nosotros conversamos”. “Entonces si usted tuviera una idea y dice, pero, y si nosotros desarrollamos un sistema de poda, nosotros íbamos a tener material genético mejor, nosotros podríamos hacer en sociedad con Embrapa. Podemos. Si usted no tiene dinero para poner en eso, Embrapa también no tiene, pero vamos a discutir, ¿es interesante? ¿Es realmente un problema tecnológico? ¿Puede beneficiar a mucha gente? Vamos atrás de empresas para invertir en el proyecto. Nuestro negocio es descubrir una forma de ir para adelante”, afirma.
Según él, Embrapa Forestas está desarrollando varios proyectos en sociedad en el momento. Uno de ellos, con nano celulosa, que es producto de la industria de celulosa, para generar piel artificial para quemaduras. “Tenemos otro estudio con nano celulosa, encapsulada con abono, para ver como ese abono puede ser liberado de forma más lenta. Un otro proyecto que nosotros tenemos, en asociación, es sobre mejora genética de pinos para que nosotros tengamos madera mejor para serrería. Ese es desarrollado por nosotros y por un consorcio de empresas de Paraná y Santa Catarina”, cuenta.