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Ganado y foresta aumenta rendimiento del productor y reduce estrés de Angus

Creadores de la raza europea pueden buscar en ILPF mayor conforto térmico para sus animales

A pesar de la crisis económica que Brasil vive en los últimos años, el consumo de carnes prémium, como la de Angus, ha crecido exponencialmente porque los consumidores más exigentes no dispensan la calidad. Eso hace con que los productores interesados en alcanzar este mercado sean extremamente profesionales en la creación de animales de corte, para ofrecer una carne que atienda a las expectativas en ternura y sabor.

La mayor dificultad, todavía hoy, en la adaptación de Angus al clima brasilero es su pelaje oscura, mismo en la creación medio sangre con Nelore. Por causa de ella, los animales sufren con el calor y eso genera perjuicios, ya que los animales no se desarrollan como deberían. Aliar la creación de animales de corte Angus con la foresta puede ser la solución ideal, principalmente porque la foresta genera una renta extra que compensa, al final, el número menor de animales en el pasto.

La experiencia de Paraná Wood Ganadería (PWP), una de las empresas del Grupo Paraná Wood, es un ejemplo de que los sistemas silvopastoril e ILPF (integración plantación-ganadería-foresta) funcionan extremamente bien en la producción de carne. Según el veterinario Luís Henrique Aguilera Turrissi, que presta servicios para el rebaño de PWP hace tres años, en la Hacienda São Lucas, se percibió que la creación tendría mayor retorno financiero utilizando el ILPF, con la plantación de maíz para ensilado y foresta. De acuerdo con él, el segundo plantel de animales de la hacienda, 2019/2020, salió con promedio de unas 23,42 arrobas, con reducción de dos meses en el período de recría.  “En la anterior, 2018/2019, cuando el ILPF aún no había sido implantado, tuvimos un promedio de 21 arrobas. El lucro real del segundo plantel fue de R$800 más por animal. Es un sistema completo, perfecto y, si se trabaja de manera correcta, tiene rendimiento muy bueno”, explica.

Turrissi apunta que la integración trae muchos beneficios, principalmente para animales cruzados Angus X Nelore. “Cuando se trata de Angus, por tener el pelaje oscuro, ellos acaban absorbiendo más calor. De origen europea, ellos sufren más con el calor y exposición al sol. En algunas propiedades, que no trabajan con la integración, cuando el sol está muy caliente ellos están buscando sombra dentro del bosque, en vez de pastar. En algunas situaciones extremas, se encuentra animales hasta dentro de represas, probando resfriarse. Y con el sistema de integración, los animales se quedan todo el día en la sombra, pastando, el desarrollo de ellos es muy superior a los que no están en el sistema”, afirma.

La comodidad térmica es uno de los mayores beneficios para el animal que se queda menos propicio a enfermedades, dice Turrissi. “El productor gasta menos con remedios y no tiene muertes directas, ya que el estrés causado por el calor baja la inmunidad y eso trae pérdidas. Cuando se ponen los gastos en la punta del lápiz solo hay ventajas”, explica. Por otro lado, el productor debe de estar atento con la parte sanitaria. “El manejo sanitario debe ser realizado con bastante criterio porque el ILPF tiene algunos vectores de ectoparásitos. Aumenta un poco la incidencia de ura y mosca, pero no es nada absurdo que no pueda ser controlado si el manejo estuviera correcto”, afirma.

Según Turrissi, el único contra indicativo es hacer un mal posicionamiento de los árboles. “Si el productor fuera mal asesorado y coloca los árboles con espacio y/o posicionamiento incorrecto, eso va a causar poco sol con el pasar del día en el pasaje entre ellos, acarreando baja fotosíntesis y, consecuentemente, la producción y la calidad de forraje muy por abajo de lo esperado y ahí puede no funcionar porque no va a haber un pasto de calidad. Pero si se hace correctamente, respetando el espacio, no puede, no funcionar”, garantiza. Además de eso, hay una ventaja extra: en invierno, los árboles protegen el pasto del frío, manteniéndolo siempre con alta calidad.

El veterinario cuenta que las cooperativas están trabajando muy fuerte en la cuestión de la integración, pero solamente con ganadería-plantación, para la recuperación de la tierra y reforma de pastos. Se hacen dos o tres años de plantación y, después, retoma el pasto. La reforma sale casi a costo cero ya que la plantación paga esos costos.  “La foresta debería ser también más divulgada, porque solo trae beneficios para el animal y para el productor”, dice.

Para el plantel de este año, las perspectivas están muy buenas, de acuerdo con él. El año pasado, los animales entraron en confinamiento en abril con 527 kilos en promedio. “Este año vamos a tener un incremento de media arroba y reducción de un mes, colocamos ahora en marzo, con animales alrededor de 22 meses”, explica. De acuerdo a él, la tendencia es reducir la recría de 14 a 16 meses para 12-14 meses. “Como el precio de reposición está muy alto, necesitamos ser extremamente eficientes, juntando el mejor costo beneficio entre producción y gastos. El período de recría debe disminuir con animales más pesados y costo más bajo. Y eso la integración proporciona ya que consigo un buen aumento de peso en el período de pasto”, explica. Conforme a él, la meta es llegar a 25 arrobas y disminuir el tiempo de permanencia del animal en la propiedad.

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