Forestas plantadas de pinos normalmente se adaptan a cualquier tipo de suelo, pero es necesario estudio del clima para escoger la mejor especie para cada región, principalmente pensando en Eucaliptos
Comenzar una plantación de árboles para fines comerciales exige ciertos cuidados. Forestas plantadas se adaptan en casi todos los suelos – desde que debidamente corregidos. Pero, el clima exige estudios para que la iniciativa pueda rendir resultados. Según el presidente de la Asociación Paranaense de Empresas de Base Forestal (Apre), Álvaro Scheffer Junior, forestas cultivadas son como cualquier otra cultura, con las mismas exigencias legales – observando las leyes en vigor, laborales y ambientales. “Es necesario saber qué está haciendo, así como quien planta soja, por ejemplo”, dice.
Según Scheffer, el suelo es una exigencia que el productor consigue corregir a través de una serie de recursos, como fertilización química, compuesto orgánico, micro bióticos, entre otros. “La cuestión del clima es más exigente. Porque si plantar una especie errada en un determinado clima, corre el riesgo de perder toda la inversión, principalmente en eucalipto. En la región sur de Brasil, hay ocurrencia de escarcha y algunas especies de eucalipto no son resistentes al fenómeno climático. En el caso del pino, él es un poco más resistente. Al Norte de Paraná e interior de São Paulo aceptan especies más adaptadas al clima tropical”, explica. El estudio detallado de la ocurrencia de escarchas es extremamente necesario para escoger la especie correcta para la región, dice él. “Esa parte nosotros no tenemos como corregirla”, indica.
Plagas – En pinos, la principal plaga es la avispa de la madera, que ya hay un sistema de control, dice Scheffer. “A partir del sexto, octavo año de la colonia, se colocan algunos árboles trampa y, si ocurrir la infestación, se hace el control con nematodos producidos por Embrapa Foresta dentro de un programa del Fondo Nacional de Control de Plagas Forestales (Funcema). En el eucalipto, hay mucho más plagas como el abejorro, la oxidación. Pero son todas plagas conocidas, con manejo y control para cada una. Hoy no tenemos nada desconocido que pueda molestar la producción de madera”, garantiza.
Costos – Los costos para implantación de una foresta cultivada varían de acuerdo a la especie escogida y el destino final que la madera tendrá: celulosa, papel, energía, chapas reconstruidas para el ciclo corto, que equivale a 7-8 años en el eucalipto y, en promedio, 14 años para pinos; o madeira para construcción civil, muebles, marcos – que dependen de densidades diferenciadas y calidad mayor, en el ciclo largo. Los mayores gastos, sin embargo, están en el primer año. De acuerdo a Scheffer, una hectárea de foresta (sin contar el costo de la tierra), con mudas de calidad comprobada, rozada, aplicación de herbicida, actividad de plantío, entre otras, terminaría el primer año, con valores gastados alrededor de R$3,5 mil, R$3,7 mil por hectárea para pinos; y en eucalipto, en el rango de R$6,5 mil, por hectárea, dependiendo de la fertilización. “En los otros años, la variación de costos depende de la región, del área en que está. Si está en un área de campo, hay una aplicación de rozada y herbicida mucho menor que en un área de cerro, donde la infestación con plagas de malezas es mayor”, explica.
Si la madera fuera destinada para construcción civil, marcos, wood frame (sistema constructivo en base de madera), debe tener un manejo diferenciado, incluyendo podas a partir del tercer año y desbastes a partir del décimo año. “Con el desbaste, se debe retirar los árboles de menor diámetro, abriendo espacio para los árboles remanentes crecer y desarrollar mejor. El productor debe entender que el primer desbaste es una operación muy cara y que, mismo pudiendo comercializar lo que fuera retirado, no dará una gran receta, pues la producción es baja y los costos de cosecha son relativamente altos. El productor debe ver esa operación como una actividad en que él está preparando su foresta para tener un mejor desempeño en el futuro y, consecuentemente, una rentabilidad mayor. Por ello, quien va a definir las intervenciones dentro de esa colonia es el producto final”, concluye Scheffer.